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Marion Jones, en silencio

ATENAS, 24 de agosto (AFP) - Después haber sido una de las grandes estrellas de los Juegos de Sydney 2000, cuatro años más tarde la estadounidense Marion Jones hará su entrada en Atenas con la mayor discreción, el miércoles en las series de clasificación de salto largo que tendrán lugar en el estadio Olímpico.

A la misma altura de la competición en Australia, Jones era adulada por todos. "Little Marion" había ganado su primer título olímpico, el de los 100 m, el más bello, con 4 metros de ventaja sobre su escolta y un crono de 10 segundos y 75 centésimas.

Entonces tocaba el cielo con las manos y todavía más lo hizo tres días más tarde, cuando ganó la presea de oro de los 200 m. Inclusive, el escándalo de dopaje de su marido, el "terrible" C.J. Hunter, pasó de largo sin afectarla. O en todo caso no más que los fracasos relativos en salto largo y en el relevo 4x100 m (bronces), tras lo que finalizó con bríos en el de 4x400 m.

Aquellos tiempos de gloria deportiva parecen ahora lejanos. Sin conferencia de prensa, ni siquiera de su patrocinador, la quíntuple medallista olímpica aceptó prepararse junto a su selección en la isla de Creta, lejos de las preguntas capciosas.

O, mejor dicho, las preguntas sobre el escándalo "Balco", el nombre del laboratorio que produce el THG (esteroide anabolizante sintético), en el cual está mezclada.

Peor aún, Tim Montgomery, plusmarquista mundial de 100 m y padre de su hijo, está acusado de haber participado en un "proyecto récord del mundo" dirigido por Victor Conte, patrón del laboratorio. Y su ex marido declaró ante los investigadores federales estadounidenses que vio a la campeona ingerir EPO (eritropoyetina), hormonas del crecimiento y otra sustancia, denominada "the clear", antes y después de Sydney.

Jones ha perdido mucha energía defendiendo su inocencia. Quizás, esto explique su bajo rendimiento en la fase de selecciones estadounidenses, el mes pasado en Sacramento (California). Allí perdió en la pista la posibilidad de defender su título de 100 m, para después renunciar en semifinales de 200 m y obtener su billete a Atenas gracias a un salto de 7,11 m.

Las dudas sobre su "limpieza" deportiva también afectaron su reputación. A tal punto, que ya no es bienvenida a las reuniones europeas, en las que antes era una figura imprescindible.

En cambio, su presencia en el relevo 4x100 m ha sido bien acogida, según manifestaron en el entorno de su delegación y su joven compatriota Lauryn Williams, medalla de plata en 100 m.

A sus 28 años, Jones tiene la oportunidad de reparar sus errores y convertir el bronce en oro en las dos disciplinas en las que participará. Y, de esta manera, ganar la difícil apuesta de obtener cinco preseas de oro en dos citas olímpicas. En caso de lograrlo, la "reina mediática" saldrá de su ostracismo para enfrentar micrófonos y cámaras.

Pero, para ello primero tiene que superar la instancia clasificatoria en longitud, especialidad en la que no ha estado especialmente inspirada. En cualquier caso, una oportunidad para probar su estado actual y el lugar que ocupa en el corazón del público ateniense.

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